Un año más, y van más de quince, la Comunidad de Madrid ha propuesto mantener la presión presupuestaria sobre las universidades públicas madrileñas. Sin embargo, en esta ocasión los campus de nuestra región ya están agotados. Las palabras “despido” o “recorte” y las expresiones “cierre de grados” o “disminución de la calidad de la universidad como servicio público” son habituales en los últimos meses.
La historia no es nueva. El guion ya lo hemos visto. Lo sufrimos en la sanidad, hoy un negocio. Ha pasado en los colegios, en donde, si se puede, las familias acuden a lo privado en un falso sentimiento de calidad formativa. Y, ahora, lo estamos viviendo en nuestras universidades:
La docencia y la investigación se ha convertido en algo vocacional, puesto que se hace sin medios y en condiciones precarias.
Las aulas, los laboratorios y las dependencias administrativas se mantienen por el buen hacer del personal de administración y servicios, desempeñando su labor con graves carencias en sus recursos.
Unas infraestructuras que han dejado de ser clásicas para ser viejas, solo mantenidas con parches y sin que llegue el momento de acometer las reformas esenciales que necesitan.
Por estos motivos, y otros tantos, si eres estudiante, PDI o PTGAS acude el próximo día 5 a la Asamblea de Madrid para que nuestra voz en defensa de la universidad pública madrileña sea escuchada.