El correo electrónico que remitió la Gerencia esta semana supone el pistoletazo de salida de la campaña electoral con una muestra de lo que podría ser el estilo que se seguirá por parte del delfín del actual equipo de gobierno durante los próximos meses. No en vano, sabemos de buena tinta que estos correos, los conocidos hasta ahora como Gerencia Informa, se redactaban desde la Vicegerencia de Recursos Humanos y el contenido del último, que sería el 17 y todavía no está colgado en la Intranet, quizá no sea la mejor carta de presentación de lo que podría venir.
Como habéis podido comprobar en el comunicado de la reorganización de la Gerencia General se trata de construir un relato, cuando en realidad es una confirmación de una decisión firme e inamovible de una vuelta al pasado queriendo borrar de un plumazo la política del último año y medio que tan buenos resultados estaba dando, a la vista de los importantes acuerdos alcanzados entre la Gerencia anterior, los sindicatos de esta universidad y los trabajadores y las trabajadoras que formamos parte de la misma. Este giro sorprendente e inesperado solo puede obedecer a razones de sacrificar un modelo en estado de evolución por la promesa de un puñado de votos.
Ni un paso atrás. La “cacería” de estos últimos meses llevada a cabo por un grupo de involucionistas no es suficiente para terminar ni variar con el modelo de gestión puesto en marcha, que ha dotado a esta universidad después de 25 años, de un camino hacia la transparencia y donde estamos seguros de que la mayoría de las personas que formamos parte de esta universidad no estamos dispuestos a renunciar.
Nos contaron el cuento de que, cualquier modificación de la RPT era sagrada e imposible. Que requería de mucho trabajo y de una cantidad ingente de años. En realidad, la RPT se modificaba extraoficialmente, sin pasar por el Consejo de Gobierno para aquellas personas que consideraban merecedoras y defendían el sistema de simpatías al que desde UGT tanto hemos aludido. Mientras, para la mayoría, en modo “bíblico” les decían que no era posible hasta que se llegara a esa tierra prometida. Resultado: la modificación de la RPT jamás se hacía.
Entró sangre nueva. Con ella se cambió la mentalidad y se permitió ver más allá de los muros. Las personas intocables del convento ya no lo eran. Una RPT era posible acordarla con toda la representación sindical. Su alcance llegaba a una amplia mayoría de la plantilla (alrededor de un 73%). Se iba materializando la estabilización con resultados muy satisfactorios. Se ponía en marcha la funcionarización, con la que se regularizaba de forma definitiva el reconocimiento de funciones que no podía permanecer por el resto de los tiempos en situación de provisionalidad. Se lograban acuerdos y se ejecutaban procesos de promoción interna y libre. Todo ello en un marco de transparencia y previsibilidad anunciada.
No permitiremos que se levanten nuevos muros en la URJC. Ni un paso atrás, menos miedo, más libres, menos política de favores y más transparencia.
Nuestra misión como sindicato es darte apoyo y defenderte.